martes, 25 de septiembre de 2012

Microempresas: Coopero luego existo

Dos posts de Amalio Rey  (@arey), a quien recomiendo encarecidamente seguir, titulados "Redes, empresas y costes de transacción" y "¿Y Dónde están los complementadores?, me han llevado a escribir unas lineas, sobre el concepto de la cooperación empresarial en el que me estoy empezando a adentrar y en especial relativo a las microempresas.
En el primero de los dos posts (este de 2010), Amalio (perdón por la familiaridad), se pregunta si las redes son mejores que las empresas, aludiendo a que pese a la casi desaparición de los costes de transacción favorecido por las nuevas tecnologías, existen otros costes a tener en cuenta. Habla también, de la complejidad de gestionar redes y de la necesidad de complementariedad entre los socios. Insisto, recomendable leer ambos posts.


Pero, ¿y cuando no existe alternativa a la cooperación con otras empresas? 


Desde que se instaurase el actual estado de crisis cuya aparición ante la luz pública se escenificó con la caída del Lehman Brothers en 2007, no ha parado de crecer en todos nosotros la sensación de inestabilidad. Parece además, que el actual escenario económico se antoja mucho más complejo que lo que habíamos conocido anteriormente, y es que la ruptura de las antiguas leyes que regían la economía ha creado tanto desconcierto, como si ahora, de un día para otro, la ley de la gravedad dejase de actuar sobre nuestros cuerpos.
Bajo este escenario, parece que están surgiendo nuevas dinámicas entre las organizaciones y en la sociedad en general. Empezamos a escuchar hablar cada vez mas de conceptos como empresa abierta, redes empresariales, pro-comun, conceptos que giran todos en torno al concpeto de la cooperación. Pero claro, esto trae consigo que las las empresas se ven obligadas a mostrarse mucho más flexibles y eficientes y no en todos los casos las organizaciones, y las personas que las componen, están preparadas.
Haciendo un compendio de los muchos puntos de vista y enfoques teóricos en torno a la cooperación empresarial la definiría como: un acuerdo explicito, entre dos o más organizaciones entre las que no existe subordinación jerárquica y que optan por coordinar sus acciones para la consecución de unos objetivos comunes mediante el aprovechamiento de sinergias, la unión de recursos y el intercambio de competencias.
Ahora bien, ¿cuáles son las razones que impulsan a las empresas la cooperación? La razón más básica parece ser el hecho de que desarrollar ciertas actividades en colaboración produce unos resultados (no únicamente económicos) superiores a hacerlo de forma individual. Por lo tanto subyace la idea de que la cooperación empresarial surge ante la necesidad de aumentar la competitividad de la empresa.
Si nos centramos en las pymes por ejemplo, la colaboración les permite acceder a nuevos mercados, optar a proyectos del sector público en el que el precio es fundamental o desarrollar proyectos de I+D+i entre otros beneficios.
Un estudio realizado por la Comisión Europea  en 2003, en el cual se entrevistó a 19.310 empresas de las cuales 19.270 eran pymes;  exponía que aunque las empresas identificaban el acceso a nuevos recursos como una de las mayores motivaciones para cooperar, ver gráfico, las empresas de menor tamaño no cooperan tanto como las de mayor tamaño. Esta limitación, indica el estudio, viene dada por una débil capacidad administrativa que limita esa propensión a la cooperación.
 Razones justificativas para la cooperación entre PYMES, porcentaje de empresas.


Fuente: Enquête Entreprises 2003 de l’ENSR. Únicamente empresas que cooperan.
Pero, ¿y si ponemos el foco en las microempresas? (menos de 10 trabajadores y 2 millones de euros de facturación) Y más concretamente, ¿qué pasa con esas microempresas industriales? Microempresas a las que la falta de recursos y acceso a la financiación ha impedido por ejemplo la renovación de maquinaria con la consiguiente falta de competitividad.
Pues en mi (modesta) opinión creo que la cooperación es la única solución que tienen a sus principales problemas: pocos recursos, humanos y financieros (inherentes al hecho de ser una microempresa) y en un gran número de casos, ausencia de formación en gestión empresarial.
En estos casos, opino que la cooperación no es tanto una opción para mejorar la competitividad o fruto de una búsqueda de  optimización de costes,  sino una obligación para la supervivencia de la propia organización.
Es necesario por lo tanto, la definición fórmulas que permitan a las microempresas cooperar en ámbitos relacionados con su propia formación: planes de formación en herramientas de gestión como la definición y gestión de proyectos; operativos: centrales de compras, gestión de subvenciones o servicios centrales conjuntos; pero también estratégicos: detección de nuevas oportunidades de negocio, estudios de mercado, vigilancia tecnológica, etc..
Durante estos últimos años nos hemos hartado de escuchar que la crisis lleva implícita en el concepto la oportunidad. Quizá al final de todo sea cierto, y la crisis esté poniendo ante los ojos de los dirigentes de las empresas la necesidad de cooperar. Y no es "moco de pavo" teniendo en cuenta que la cooperación lleva asociados una serie de valores que no nos vendrán nada mal como: ayuda mutua, esfuerzo, responsabilidad, solidaridad, igualdad, equidad...